Julián Carrillo A Coruña 14 SEP 2014
La temporada lírica organizada por la Orquesta Sinfónica de Galicia y Amigos de la Ópera de A Coruña ha presentado el segundo espectáculo de su programa principal. Las mujeres de Strauss -gala lírica pensada como el mayor homenaje programado en A Coruña a Richard Strauss (Múnich 1864-1949) para conmemorar el 150º aniversario de su nacimiento- venía rodeada de grandes expectativas por la gran calidad de las cantantes contratadas. El repertorio programado, parte de la música para ópera más representativa escrita por el autor muniqués, ha refrendado la altura del homenaje.
Tras una interpretación algo irregular por parte de Neuhold del Waltz sequence nº 1 de El caballero de la rosa, la actuación de las cuatro cantantes marcó la pauta de la noche. El listón de la calidad fue puesto a gran altura por la primera en actuar, Mercedes Arcuri, que hizo una gran versión de una de las piezas mas difíciles escrita por el autor de Munich, Grossmächtige Prinzessin, we verstünde nicht…, de Ariadna en Naxos. Sus endiabladas agilidades y los difíciles intervalos mostraron la capacidad vocal de la soprano argentina. Su interpretación tue testimonio de una gran musicalidad y capacidad de expresión del texto.
Tras la actuación de Acuri, llegó todo un torrente de voz y expresión de la mezzo Daniela Sindram, en una gran versión de Sein wir wieder gut, también de Ariadna…, que elevó la electricidad del ambiente antes de la interpretación de Mondnacht musik, de Capricho, en el que La OSG superó no solo las dificultades propias de la partitura sino también las añadidas por la dirección de Neuhold. Fue más que notable cómo tocó la trompa David Bushnell, en un solo que es muestra de la escritura para trompa de Strauss, absolutamente adecuada al instrumento pero a veces- como en este caso- de enorme dificultad, acostumbrado como estaba a la gran capacidad como trompista de su padre.
Lise Lindstrom cerró la primera parte con una muestra de la excelente Electra que puede representar por su voz, técnica -con unos filados realmente impresionantes y una gradación dinámica de gran amplitud y matización-, además de una presencia escénica que es en su sobria elegancia una lección de teatro cantado. Teatro y canto del grande fue la interpretación de las dos piezas programadas de El caballero de la rosa. María José Moreno se unió a Lindstrom y a Sindram en el trío Marie There’s! Hab mir’s gelobt, Ihn lieb zu haben, donde esa chispa mágica que une el escenario con el público, que ya había saltado con la Electra de Lindstrom, se hizo corriente permanente de comunicación entre ambos.
El dúo entre el Octavio de Sindram y la Sofía de Moreno fue la elevación del lirismo a su máximo grado; un bálsamo que con el apoyo del acompañamiento orquestal –que casi podríamos traducir visualmente como un lecho de flores por su colorido timbre- serenó espíritus antes del vértigo de la Danza de los siete velos y la terrible mezcla de dureza y amorosa ternura del aria Ah! Du wolltest mich nicht deinen Mund, que Salomé canta a la cabeza cercenada del Bautista. La justa y calurosa ovación del público obligó a saludar repetidas veces a todos los –especialmente a las- intérpretes.