La gran diva de la ópera barroca actúa por partida doble en A Coruña. Este domingo rinde homenaje al fundador de su primer teatro, Nicola Setaro, con un espectáculo en el Rosalía. Y el 30 de octubre cantará la ópera «Serse»
Con su pirsin en la nariz y su talla de modelo, la rival de Cecilia Bartoli es una de las estrellas más glamurosas de la ópera actual. Llega con nuevo cedé, dedicado a Vivaldi, recién salido del horno para estrenarse ahora en la Programación Lírica coruñesa. La mezzo de Alaska (Fairbanks, 1969) y el barítono Borja Quiza celebran juntos los 250 años de la llegada de la ópera a la ciudad.
-El espectáculo que protagonizará este domingo ha sido concebido para reivindicar la figura de Nicola Setaro, el fundador del primer teatro musical en A Coruña, en 1768. ¿Cree que la ópera es hoy tan necesaria como lo era hace 250 años?
-El teatro y la música fueron siempre muy necesarios para mí, que me crié en Alaska, donde los inviernos duran nueve fríos y oscuros meses. Las Artes eran tan esenciales para mí como la comida, el agua o el aire. No sé si la gente de hoy siente esta necesidad. Somos bombardeados por los medios de comunicación constantemente; estamos pendientes de las redes sociales las veinticuatro horas del día… Pero creo que la música y el teatro pueden resultar muy terapéuticos al ofrecernos nuevas perspectivas sobre nuestras rutinarias, metódicas vidas. Nos hacen soñar, experimentar lo que de otro modo sería imposible… La música y el teatro enriquecen nuestra mente, a mí me permiten proyectar los de otra manera fracturados procesos mentales en un mundo bello donde todo se puede.
-Alaska parece en principio bastante alejada de los grandes circuitos de ópera internacionales, ¿cómo llegó usted a interesarse por la lírica?
-Alaska ha sido un gran lugar para las Artes en general. En Fairbanks, donde yo nací y crecí, no teníamos compañía de ópera pero sí un teatro musical, toda clase de coros, orquestas, bandas, grupos de danza, todo lo que pueda imaginarse. Así que teníamos la oportunidad de estudiar y actuar. Sin embargo, las Artes eran siempre vistas como un pasatiempo, no algo de lo que se pudiera vivir, por eso aunque siempre amé el canto me animaron a estudiar alguna carrera de Ciencias en la universidad. Pero cuando fui allí y vi que las Artes no formaban parte esencial de mi vida, me deprimí tanto que mis padres me permitieron transferirme a la Universidad de Bloomington, a su Escuela de Música, donde me gradué en Actuación Vocal. ¡Así que tengo mi licenciatura!
-El concierto del domingo servirá además para rendirle tributo al fallecido director de escena Gustavo Tambascio, que en A Coruña dirigió recordadas producciones de «Falstaff» de Verdi y «La Parténope» de Vinci, ¿cómo recuerda sus trabajos con él?
-Recuerdo sobre todo nuestra colaboración en una ópera de Durón en el Teatro de la Zarzuela madrileño. Ya lucía muy frágil, era un intelectual pero además una persona muy perceptiva y apasionada. Me encantó trabajar con él, así que estoy encantada de que esta actuación sirva también para recordarlo.
-Se le ha comparado tantas veces con Cecilia Bartoli como las dos reinas actuales de su repertorio, ¿le molesta o mantiene una buena relación con ella?
-Al principio de mi carrera me comparaban con Marilyn Horne, lo que creo que fue un gran honor para el que no estaba preparada. Y de algún modo siento lo mismo cuando ahora me comparan con Cecilia Bartoli. Porque las dos cantemos rápido no quiere decir que seamos similares. Creo que tenemos técnicas muy dispares, diferente color vocal y personalidades artísticas muy distintas. Solo hemos trabajado juntas una vez y fue una experiencia maravillosa.
-En A Coruña actuará ahora junto a la Orquesta Barroca de Mateus. ¿Qué opina de la interpretación con instrumentos originales? ¿Le parece más apropiado cantar este repertorio con un conjunto especializado?
-Disfruto tanto trabajar con los instrumentos de época en el repertorio barroco que prácticamente rehúso hacerlo de otra manera. La afinación es ligeramente más baja, pero los instrumentos tienen un sonido mucho más humano para mí. El objetivo en la música era que el instrumento imitara a la voz humana, y que la voz también pudiera imitar a varios instrumentos. Esto puede lograrse mucho más fácilmente con instrumentos de época, que tienen un timbre más parecido a la voz, un sonido menos metálico.
-A finales de octubre regresará a Coruña para cantar una ópera completa, el «Serse» de Händel, que antes también ofrecerá con «Il Pommo D’oro», la orquesta que patrocina la escritora norteamericana Donna Leon, en Viena, Londres, París y Lisboa. ¿Qué opina de esta obra, se grabará?
-La grabación saldrá conjuntamente con la gira, que me permitirá trabajar por primera vez con el contratenor Franco Fagioli, al que admiro muchísimo. Será realmente un privilegio cantar con un reparto de tanto prestigio y talento, llevando esta obra maestra por las principales ciudades europeas.
-Existe un vídeo muy divertido de usted junto a la soprano Simone Kermes en el que ambas interpretan juntas una canción de Abba como propina durante un concierto en Estambul… ¿Haría en alguno de sus conciertos más versiones de música pop?
-No, fue algo que hicimos solamente porque queríamos expresar de alguna manera que ese tipo de música también es música, que esa etiqueta sobre los cantantes según la cual solo pueden interpretar música barroca, belcanto o verismo es ridícula. La música es música y pertenece a todos, tanto a los intérpretes como a los oyentes por igual.