Lírica en el Padre Rubinos

 

Crítica

Lírica en el Padre Rubinos

07-10-2016 22:36

 

Excelente idea la de llevar ópera y zarzuela a instituciones benéficas de una ciudad modélica en sensibilidad social, y también en música. Dos significadas señas de su identidad. El Instituto Benéfico-Social Padre Rubinos guarda la memoria de aquel sacerdote jesuita coruñés, Antonio Rubinos, paradigma de bondad, de moderación, de tolerancia y de dedicación a los más necesitados. La soprano coruñesa Helena Abad y el barítono vasco Axier Sánchez han ofrecido un bello recital, acompañados por el pianista, Gabriel López. Axier posee una bella voz, que maneja y proyecta con acierto; además, tiene una singular capacidad para empatizar con el público sin necesidad de excesos en apoyos corporales o en inoportunos coloquios; siempre elegante y expresivo, tuvo sus mejores momentos en la canción del gitano, de La linda tapada, de Alonso, en la salida de Escamillo, de Carmen, de Bizet, y en O Carlo, ascolta, de Don Carlo, de Verdi. Helena lleva camino de convertirse en una soprano de altísimo nivel. Su progresión vocal en breve plazo ha sido asombrosa. Tiene la voz bien igualada, maneja con eficacia la regulación del volumen, los agudos son esplendorosos (y no ha descuidado el registro grave), posee una estimable coloratura (picados, perfectos) y se expresa con un encanto que cautiva al público. Magnífica, en La traviata (È strano), muy emotiva en Lela, canción gallega, de Mato, y encantadora en la canción del ruiseñor de Doña Francisquita, de Vives. Meritorio trabajo de Gabriel López; en esta obra en especial, los dibujos del acompañamiento, tan bellos como difíciles, pudieron escucharse con nitidez para satisfacción de cuantos amamos esta preciosa pieza y esa obra maestra que es Doña Francisquita.
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