Julio Andrade Malde
Qué grande es Rossini! ¡Y qué grande su apóstol, Alberto Zedda! El público coruñés lo aclamó repetidas veces porque lo reconoce como el artífice de éste y de otros maravillosos actos musicales que se han realizado en La Coruña. Cree el maestro que, tras esta velada coruñesa, la ópera de Rossini, interpretada por segunda vez en España y muy pocas veces en el resto del mundo, conocerá días de gloria, como ya sucedió con El viaje a Reims. Porque Ermione, incomprendida en su tiempo al tratarse de una verdadera revolución en el terreno operístico, ha sido apreciada de un modo extraordinario por este público que, después de Pésaro, es el más rossiniano del mundo. Se ha contado -es verdad- con unos medios extraordinarios: una orquesta y unos coros espléndidos y un elenco de cantantes de primerísimo nivel, como el propio maestro director reconoció. Ermione exige una orquesta de alta calidad porque son muchos los momentos en que Rossini, con especial audacia instrumental, la pone a prueba; lo mismo que los coros, siempre muy exigidos y con un rol importante ya desde la obertura misma. La OSG ha estado a la altura del reto; como siempre que se ve comprometida con una partitura difícil. Y el coro, que prepara con tanta eficacia, Joan Company, no le ha ido a la zaga. Tres alumnos de las clases de canto que impartió Zedda el pasado año cubrieron papeles secundarios de un modo espléndido: María, Flor y Diego fueron muy aplaudidos al finalizar la obra. Tras ellos, el tenor coruñés, Francisco Pardo, en notable desempeño de un rol nada fácil; el espléndido bajo, Nicola Ulivieri, de voz poderosa, bien emitida y bien proyectada, que escuchó bravos; al igual que el excepcional tenor lírico-ligero, Michael Spyres, de voz perfectamente igualada y valientes agudos; el sensacional baritenor, Barry Banks, capaz de saltos interválicos inverosímiles para su cuerda, desde las cimas casi inalcanzables hasta las simas más profundas, haciendo posible lo imposible; la mezzosoprano, Marianna Pizzolato, voz idéntica en todos los registros, fraseo perfecto, evidencia de impecable escuela de canto; y, en fin, la protagonista, una soprano que va muy lejos, aclamada repetidas veces, como sus otros compañeros. Una velada inolvidable.
Fuente: http://ocio.laopinioncoruna.es/agenda/noticias/nws-420403-una-velada-inolvidable.html